Novela original por: Ku Cha (裤衩)
Contemplando Escenas de Libertinaje
Contemplando Escenas de Libertinaje
Capítulo 40
Traducido por: Firu Firu
Wen Qing se quedó y esperó en el hotel durante tres días
antes de tomar la iniciativa y telefonear a Yan Han.
“¿Qué quieres?”
Wen Qing se echó a reír fríamente, “Eres un buen amigo de más
de diez años, ¿cómo podría compararte con Wen Bai?”
Wen Qing descubrió que su paciencia se agotaba cuando se
trataba de Yan Han.
En aquel entonces, cuando vivían juntos, todavía podía fingir
ignorancia sobre sus asuntos y saludarlo con una sonrisa a pesar de tener que
verlo todos los días. Sin embargo, ahora que no
lo había visto durante tanto tiempo, su paciencia no se había acumulado ni un
poco. En cambio, dijo lo que le venía a la mente
con sarcasmo amargo.
“¿Por qué no puede ser que simplemente quisiera ayudarte?”
“Ja, ¿te crees eso?”
Yan Han preguntó en respuesta, “¿No dijiste que yo era
egoísta?”
Wen Qing fumó su cigarrillo, no queriendo continuar la
conversación.
Yan Han tampoco dijo nada y se quedó en silencio.
Wen Qing escuchó el sonido de la respiración de Yan Han y se
sintió irritado por alguna razón desconocida, “¿Qué es lo que quieres? Voy a colgar si no dices nada.”
Yan Han se limitó a hacerle una sola pregunta a Wen Qing,
“¿Crees que alguna vez te amé?”
Wen Qing no respondió.
Yan Han se rio suavemente, “Recientemente he estado pensando constantemente
en esa pregunta. Pensé en los doce años que
llevamos juntos y ni siquiera puedo estar seguro de la respuesta.”
“Creo que también soy bastante egoísta, pero Wen Qing, regresa.”
Wen Qing sostuvo el cigarrillo entre sus dedos y dio una
larga calada al entrecerrar los ojos. “Está bien. Voy a regresar.”
Wen Qing casi podía sentir la alegría de Yan Han a través del
teléfono.
Wen Qing colgó sin ningún apego sentimental.
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Las personas. ¿Acaso no son
todos unos bastardos que se humillan a sí mismos?
Tuvo que destruir completamente los sentimientos que había
albergado durante más de diez años antes de estar dispuesto a rendirse, y solo
tenía que ser en el nombre de algo como el amor también.
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Uno no traía con sigo algo así al nacer, ni podía llevarlo a
través de la puerta de la muerte, así que uno podía arruinarlo como quisiera.
¿De todos modos acaso no consiguió tres millones de
dólares al final?
Wen Qing se echó a reír.
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Su mente sentía picazón y dolor, como si estuviera siendo
pinchada por agujas.
Y lastimaba su corazón que convulsionaba.
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