Novela original por: Ku Cha (裤衩)
Contemplando Escenas de Libertinaje
Contemplando Escenas de Libertinaje
Capítulo 31
Traducido por: Firu Firu
Yan Han no había estado en la compañía durante una semana.
Todo el papeleo había sido entregado a su asistente. No importaba lo urgente que fuera el asunto, los negocios
solo se discutían a través de una videollamada.
Su vello facial estaba sin afeitar y tenía enormes bolsas
oscuras debajo de los ojos. Se parecía a un
hombre asolado por la pobreza. Él había estado
luciendo así durante los últimos días.
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Dentro del estudio de Yan Han…
El asistente se secó el sudor de la frente mientras temblaba
de miedo. No era que no pudo encontrarlo, sino
que, si la otra persona no estaba muerta, entonces se había ido silenciosamente
sin dejar rastro. Ni siquiera podía encontrar a
la persona a través de su identificación.
“¿Qué dijiste?” Yan Han miró fríamente a su asistente.
La voz del asistente tembló ligeramente, “No-no lo encontré.”
Con un golpe, los documentos de información en el escritorio
de Yan Han fueron implacablemente arrojados al asistente, “¿Por qué estás aquí
si no lo has encontrado todavía?”
La espalda del asistente estaba cubierta de sudor frío y no
se atrevió a hablar.
¡Ve a buscarlo! ¡Identificación o tarjeta bancaria! ¡Definitivamente dejará un rastro si lo ha usado! ¡Busca a través de ellos uno por uno!”
“Bu-buscamos todo. No
encontramos… nada.”
La atmósfera en la habitación de repente se volvió
extremadamente opresiva. El asistente no podía
levantar su cabeza por la presión.
El asistente se sintió un poco mal y luego se armó de valor
para preguntar cuidadosamente, “¿Por qué no… vamos a buscar en la estación de
policía…?”
Antes de que pudiera siquiera terminar de hablar, sintió la
mirada de Yan han como una daga y se apresuró a cerrar la boca.
El asistente pensó que sería golpeado con otro archivo, pero
el golpe nunca llegó.
No pasó mucho tiempo hasta que escuchó al presidente Yan decir,
“Vamos a esperar un poco más. Esperar un poco
más.”
La expresión de Yan Han era indiscernible ya que su cabeza
estaba extremadamente caída.
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Yan Han tuvo un sueño esa noche.
En su sueño, su cabello ya se había vuelto completamente
blanco mientras se sentaba al borde de un acantilado.
Se sentó allí durante mucho tiempo, desde el cielo teñido con
los colores del desierto hasta los ríos con una sombra tan oscura como la tinta
negra. Había alguien a su lado todo el tiempo.
No se atrevió a girar la cabeza para echar un vistazo porque
tenía miedo de que la figura no fuera la persona que deseaba ver. No tuvo el coraje de hablar porque tenía miedo de hacer
infeliz a la otra persona tan pronto como lo hiciera.
Se sentó rígidamente allí. Simplemente
se sentó allí.
Al final, llegó la mañana.
La persona a su lado dijo, “Es de mañana.”
Antes de que tuviera tiempo de procesar lo familiar que sonaba
la voz, y antes de que se regocijara, la persona que estaba a su lado ya había
saltado a la brecha entre los acantilados.
En un instante, los extensos arroyos de las montañas se
convirtieron en una ciudad bulliciosa, y cada persona presente llevaba una
máscara deformada y extraña.
Siniestramente se rieron de él.
El miedo entumeció su cerebro. Viajó de un lado a otro a través de las multitudes de una
manera desordenada en busca de la espalda de una figura familiar.
Gritó en voz alta palabras familiares…
Wen Qing.
Resultó que eras el único en el mundo.
Tú eras el único en quien podía confiar.
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